El robot ya sabe que los hombres son robots, cuando descubre que es conciente de su existencia.
Sueños de Robot, (Robot Dreams en Inglés), es un Cuento o Relato Corto de Isaac Asimov, especialmente escrito por primera vez para la colección de historias de nombre homónimo (Sueños de Robot) de 1986.
... "Este relato es una muestra clara de la posible humanización de un robot. Cuando uno de éstos es modificado y comienza a soñar, (La Dra. Susan) Calvin (de U.S. Robotics) tendrá que tomar una simple pero comprometedora decisión con respecto a este nuevo modelo. Quizás es el mejor relato de la recopilación y a la vez, una profunda historia que puede poner los pelos de punta a cualquiera sobre los alcances de la tecnología humana..."
"... Mientras los robots evolucionan hacia un modelo androide de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los hombres, éstos, movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia ellos..."
Isaac Asimov.
Chile, 2006, Ciencia Ficción. 15 min. – Mini DV. Color.
ELVEX, un robot androide, dice haber soñado. Sus creadores comienzan a interrogarlo para poder confirmar si esos sueños son reales y de que son. Basado en un cuento de Isaac Asimov. Dirección: Carlos Ramos & Christian Toro.
Union sovietica 1922. Vladimir Lenin dice: El cine, de todas las artes es para nosotros la más importante. Esta frase desencadenaría una serie de postulados y grupos alrededor del cine, que veian en este arte una manera de ver y de vivir la vida.
Entre los grupos más importantes el primero en destacarse fue el de los Kinokis o los Cine ojos, liderados por Dziga vertov. Este cineasta bastante singular que venía de la literatura y que experimentaba con el sonido y con la música en su laboratorio del oído, afiliado además a las tendencias del movimiento futurista, fue uno de los primeros en asentar el cine como un arte de vanguardia en los años treinta. Vertov entonces escribió uno de los primeros manifiestos cinematográficos que fue dado a sus seguidores por entregas y que se tituló: Manifiesto del cinematógrafo sin actores.
La meta de Vertov era la de desembarazar a la captación de imágenes de todos sus artificios para conseguir una objetividad integral, que él creía posible debido a, según sus palabras, la inhumana imposibilidad de la pupila de cristal de la cámara. El Cine-Ojo de Vertov es más una actitud filosófica que una proposición técnica, que busca a través del lente del cinematógrafo, captar las acciones de la vida, utilizando los métodos más sencillos para el rodaje, violando si es preciso, todas las leyes y hábitos que requieren la construcción de un film. “Montar y arrancar a la cámara lo que tiene de más característico, organizar los fragmentos filmados, arrancados de la vida, en un orden rítmico visual cargado de sentido.
El punto de divergencia entre el mundo de "El hombre en el castillo" y la historia real es el asesinato del presidente de EEUU, Franklin D. Roosevelt en 1933. Esto evita que el país se recobre de la Gran Depresión, instaurando una política aislacionista durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1947, los Aliados han sido derrotados por el Eje. Los Estados Unidos, invadidos y, consecuentemente divididos entre japoneses y alemanes, del mismo modo que Alemania tras su derrota en el "mundo real". Un autor que se acerca a un escenario como el propuesto se enfrenta al problema de describir cómo sería el mundo si los nazis hubieran ganado la guerra, Dick opta por trazar a grandes rasgos la brutalidad nazi llevada al mundo entero, e incluso al espacio exterior, y elige centrarse preferentemente en la cotidianidad de los americanos derrotados dentro de una cultura japonesa victoriosa. La acción se desarrolla en 1962 en la costa Este de los que otrora fueran los Estados Unidos, ahora PSA, Pacific States of America, zona de influencia japonesa. Los nativos son ciudadanos de segunda clase a pesar de que su cultura es admirada por los vencedores, a tal punto que uno de los mejores negocios es la venta de auténticas antigüedades americanas, como relojes de Mickey Mouse. Este mundo nos es descrito a través de las vidas de Robert Childan, Frank Frink, su ex-esposa Juliana, y Nobusuke Tagomi, saltando la narración constantemente de un personaje a otro. La trama gira alrededor de tres ejes que se tocan por momentos: el comercio en torno a las antigüedades americanas y la valoración que los japoneses hacen de ella; la misión de Sr. Baynes, llegado de Europa, para entrevistarse, con fines aparentemente comerciales, con el Sr. Shinjiro Yatabe; y un extraño libro, censurado por los nazis, que describe a los Aliados victoriosos, escrita por un tal Hawthorne Abendsen, el Hombre en el Castillo al que alude el título de la novela.
Dick afimó que escribió El hombre en el castillo usando el antiguo texto chino I Ching (también llamado El libro de las mutaciones) para decidir qué rumbo tomaba el argumento. Incluso culpó al libro de ciertos detalles del argumento que personalmente no le convencían.
El I Ching aparece numerosas veces a lo largo de El hombre en el castillo; aparentemente, consultarlo de manera oracular es una moda traída por los japoneses a los Estados del Pacífico. En la ficción, Hawthorne Abdensen, como el mismo Dick en la realidad, afirma haber escrito "La langosta" bajo la influencia del texto. Cuando Juliana se reúne con Abdensen, le manifiesta lo que él ya sabe o intuye: según el I Ching, Japón y Alemania han perdido la guerra.
Subyace al texto la extraña hipótesis de Dick de que existen varios mundos laterales a un eje central, mundos que a veces se entrecruzan; sostenía el autor que él había tenido contacto con algunos de tales mundos. Así, en un pasaje del libro, el señor Tagomi, espiritualmente abrumado por haber matado a dos militares alemanes, tiene una incursión fugaz de un San Francisco distinto, en el cual los policías son blancos y llevan uniformes azules, en el que la consulta tradicional del I Ching que él hace en un lugar público es confundida con un curioso rompecabezas, en el que la arquitectura de la ciudad ha tomado un sesgo muy distinto al impuesto bajo la influencia de las fuerzas japonesas de ocupación, en el que no existen los pedetaxis en las calles, en el que los parroquianos blancos de un bar no tienen ninguna consideración especial por un japonés que no consigue lugar en la barra. Un inquietante mundo, en definitiva, en el que Japón no ha resultado victorioso, sino que ha sido derrotado en la guerra. Años más tarde, el mismo autor renegaría de este final.
Desde los comienzos del cine, la representación de la máquina en el celuloide ha sido una obsesión estética crucial para muchos cineastas. Ya en 1924, el pintor Ferdinand Léger registró el movimiento fabril de las máquinas para profundizar en las vanguardias artísticas como el dadaísmo y el cubismo.
Ballet mécanique es una película encuadrada dentro de la vanguardia histórica y, en concreto, en el movimiento que abogaba por el cine abstracto. Con la colaboración del norteamericano Dudley Murphy, Fernand Léger rodó este cortometraje que debía proyectarse acompañado por una partitura que George Antheil había compuesto para un montón de pianos mecánicos cuya sincronización resultó imposible.
La película se organiza a partir de imágenes caleidoscópicas en las que el rostro humano se descompone, busca rimas visuales con formas geométricas y salta al compás de las máquinas. La imagen de una mujerona subiendo una escalera con un bulto al hombro se repite una y otra vez, en una suerte de bucle con fin. Imágenes descoyuntadas de una verbena, casi subliminales, en las que el cuerpo cayendo por un tobogán se convierte en motivo musical. Ruedas y bielas en movimiento replican a Kiki de Montparnasse -la modelo habitual de Man Ray y actriz en La barraca de los monstruos, que abre y cierra los ojos o sonríe.
'Ballet Mécanique' constituye un himno dedicado al potencial plástico de la mecanización, el motor modernizador que cambiaría la sociedad del siglo XX.
..."Llegué al cine completamente por azar. Yo quería ser pintor, pero era joven y pobre. ¿Qué hacer?"...
Akira Kurosawa
«Koma yume wo mita» ("Así ví en un sueño") film producido y distribuido por Hollywood con el nombre de "Akira Kurosawa’s dreams"... Se trata de una sucesión de historias, narrada cada una como un sueño diferente y designada con un nombre distinto. Como en los sueños verdaderos, la dimensión del sueño dentro del sueño no está en absoluto ausente. La película explora lo que es la inocencia, la naturaleza, la ecología, la guerra, el arte y la esperanza. Son sueños bellamente filmados y además exponente de lo rica que es en sí misma la mitología oriental, con todos sus demonios y sus espíritus que en variadas ocasiones durante la cinta le muestran a los humanos lo que puede llegar a ser el futuro. Los sueños... está protagonizada por los que son los alter ego del realizador, originando éste a través de ellos un diálogo abierto con el espectador y consigo mismo sobre el sentido de su vida y sobre las posibilidades de canviar los errores que el género humano ha ido cometiendo a lo largo de los años.
En los años previos a sus inicios en el mundo del cine, allá por los años veinte, Akira Kurosawa había explorado el lenguaje, no sólo pictórico, sino también teatral, musical y literario. Él mismo reconocería en su autobiografía... que estos vaivenes de una materia creativa a otra no eran más que la preparación inevitable –aunque inconsciente–, hacia el ámbito artístico que funcionaría a la perfección como compendio entre todos estos conocimientos previamente adquiridos y que, al menos en el caso de la pintura, nunca serían abandonados totalmente e incluso actuarían como motor enriquecedor de su magistral actividad como "compositor" visual y sonoro.
Kurosawa tenía una técnica cinematográfica propia, que había desarrollado en los años 50, y que había dado a sus películas un aspecto único. Le gustaba emplear lentes de teleobjetivo por el modo en que aplanaban el encuadre y porque creía que situando las cámaras lejos de los actores se lograrían mejores interpretaciones. También le gustaba usar múltiples cámaras al mismo tiempo, lo que le permitía grabar una misma escena desde diversos ángulos.
Dada la extraordinaria importancia que el resto de artes tiene en la concepción del cine de Kurosawa, no era de extrañar que el director le dedicase a este tema uno de los relatos expuestos en Los sueños... el titulado "Los cuervos", que ha llegado a ser analizado como el más importante dentro del film por su extraordinaria calidad como documento que vincula de manera explícita el ámbito pictórico con el cinematográfico. El capítulo está dedicado a uno de los pintores que más influyeron y agradaron a Kurosawa desde su infancia: el postimpresionista Vincent Van Gogh. Un hombre observa en una galería de arte los cuadros del pintor, hasta el extremo de verse introducido literalmente a través del cuadro "Pont de l'Anglois a Arlès" en el universo real de la vida del artista, a quien conoce mientras el pintor (interpretado por el mismísimo Martin Scorsese) se encuentra pintando en un campo de trigo su famoso cuadro "Los cuervos". Realidad y ficción se entrecruzan en la que es la visión onírica más espectacular de toda la filmografía del japonés –hay que recordar a este respecto que los efectos especiales de la película fueron creados por la ILM de Georges Lucas–. Pero pese a que la impronta de los postimpresionistas es evidente en el tratamiento del color en los films y en las pinturas del maestro Kurosawa, habría que destacar que esta occidentalización es de algún modo recíproca e indirecta, puesto que los pintores occidentales hacia los que mira el arte de Kurosawa fueron a su vez influidos por la pintura y las estampas de la corriente japonesa Ukiyo-e (pintura del mundo flotante y transitorio vigente del siglo XVII a mediados del XIX), una pintura cuyos temas estaban relacionados con el mundo de las cuidades y de los barrios de placer, en la que se representaba a geishas y cortesanas, escenas del teatro kabuki o ilustraciones eróticas. De entre los autores japoneses que más influyeron a los postimpresionistas destacan Tomioka Tessai (más ligado a la pintura tradicional china y japonesa de representación de flores, pájaros y paisajes) y Hokusai, pintor al que se hace referencia de manera iconográfica en Sueños..., no sólo por el capítulo "El monte Fuji en llamas", que alude directamente a la extensa serie de pinturas sobre esta montaña realizadas por Hokusai, sino de manera más indirecta aunque igualmente importante por el cuadro a través del cual el visitante se introduce en el mundo pictórico de Van Gogh en "Los cuervos": el citado "Pont de l'Anglois a l'Arlès" el cual fue inspirado al pintor por una obra del artista japonés.
El "Telharmonium" o "Dynamophone", ideado por Thaddeus Cahill, puede considerarse el primer instrumento musical electrónico significativo. El primer modelo completamente terminado fue presentado al público en 1906 en Holyoke.
El Telharmonium era esencialmente una grupo de 145 dinamos modificados que empleaban un número de ejes especialmente engranados y de inductores asociados para producir las corrientes alternas de diversas frecuencias de audio. Estas señales estaban controladas por un sistema múltiple de teclados sensibles polifónicos y por bancos asociados de controles.
En los primeros modelos, el sonido que resultaba era audible a través de los cuernos acústicos del piano. Los últimos modelos fueron conectados directamente a la red de teléfono (era la única manera de amplificar el sonido en la era del preamplificador). El Telharmonium proveió de 1 amperio a cada receptor del teléfono. Podía oirse la música sin el receptor del teléfono al oído, sin embargo esto también enmascaraba e interrumpía cualquier otra señal en la línea. El instrumento se tocaba a cuatro manos y reproducía generalmente la música "respetable" de la época: Bach, Chopin, Grieg, Rossinni, etc.
El Telharmonium era una estructura inmensa de aproximadamente 200 toneladas de peso y 60 pies de largo. El monstruoso instrumento ocupó un piso entero en la calle 39 de Broadway, Nueva York, durante 20 años.
A pesar de las excesivas proporciones del Telharmonium, el sonido que producía era flexible e inusualmente, el instrumento era transportable (se utilizaron 30 vagones de ferrocarril para transportarlo desde Holyoke a Nueva York). Era un instrumento musicalmente avanzado a su época pero muy impopular entre los músicos, que tenían poco tiempo para practicar en un teclado tan inusual. Este factor ayudó a que el instrumento acabara muriendo.
Cahill terminó el tercer y último Telharmonium en marzo de 1911. Esta máquina era incluso más grande y más costosa que su predecesora. El tercer Telharmonium tenía un sistema entero de los alternadores reajustados (de mayor alcance que los anteriores), imanes más fuertes para reducir el retumbo, y controles de volumen bajos. El instrumento fue instalado en el nº 535 de la calle 56 de Nueva York.
Cahill y la "Nueva Inglaterra Electric Music Company" financiaron un plan para transmitir el Thelarmonium que usaba el Dynamophone a los hoteles, restaurantes, teatros y hogares através de la red de teléfono. Esta búsqueda del visionario falló cuando los gastos de establecimiento llegaron a ser prohibitivos y fue descubierto que la máquina interfiría seriamente con llamadas telefónicas locales. El último Telharmonium funcionó hasta 1916 y sobrevivió al desplome de Wall Street y a la 1ª Guerra Mundial, pero murió con el "boom" de la radiodifusión. A pesar de su muerte, el Telharmonium impulsó el nacimiento de la música electrónica. El compositor italiano Ferruccio Busoni inspirado por la máquina escribió su "Bosquejo de una nueva estética de la música" (1907) que se convirtió en la llamada y la inspiración para la nueva generación de compositores electrónicos tales como Edgard Varèse y Luigi Rusolo.
200 toneladas, dieciocho metros de largo... un poco incómodo para una gira pero bueno, era lo que había.
25 años después de contruído el prototipo, el concepto se redujo en tamaño y se convirtió en el Organo Hammond.
Sergei Eisenstein, Vsevolod Pudovkin, Grigori Alexandrov
Manifiesto del contrapunto sonoro
El sueño largo tiempo acariciado del cine sonoro es una realidad. Los norteamericanos han inventado la técnica del film hablado y lo han llevado a su primer grado de utilización práctica. Alemania, asimismo, trabaja muy seriamente en idéntico sentido. En todas partes del mundo se habla de esta cosa muda que finalmente ha encontrado su voz. Nosotros, que trabajamos en la Unión Soviética, somos plenamente conscientes de que nuestros recursos técnicos carecen de la envergadura suficiente para permitirnos esperar un éxito práctico y rápido en este camino. Pero ello no impide que consideremos interesante enumerar un cierto número de consideraciones preliminares de naturaleza teórica, teniendo en cuenta, además, que si no estamos mal informados parece que este nuevo progreso tiende a orientarse por un mal camino. Porque una concepción falsa de las posibilidades de este descubrimiento técnico no sólo puede estorbar el desarrollo del cine-arte, sino que también puede aniquilar su auténtica riqueza de expresión actual. El cine contemporáneo, al actuar como lo hace por medio de imágenes visuales, produce una fuerte impresión en el espectador y ha sabido conquistar un lugar de primer orden entre las artes. Como sabemos, el medio fundamental -y por añadidura, único- mediante el cual el cine ha sido capaz de alcanzar tan alto grado de eficacia es el montaje. El perfeccionamiento del montaje, en tanto que medio esencial de producir un efecto, es el axioma indiscutible sobre el que se ha basado el desarrollo del cine. El éxito universal de los filmes soviéticos se debe en gran parte a un cierto número de principios del montaje, que fueron los primeros en descubrir y desarrollar.
1.- Así pues, los únicos factores importantes para el desarrollo futuro del cine son aquellos que se calculen con el fin de reforzar y desarrollar sus invenciones de montaje para producir un efecto sobre el espectador. Al examinar cada descubrimiento, situándose en esta perspectiva, es fácil demostrar el escaso interés que ofrece el cine en color y en relieve en comparación con la gran significación del sonido.
2.- El film sonoro es un arma de dos filos, y es muy probable que sea utilizado de acuerdo con la ley del mínimo esfuerzo, es decir, limitándose a satisfacer la curiosidad del público. En los primeros tiempos asistiremos a la explotación comercial de la mercancía más fácil de fabricar y de vender: el film hablado, en el cual la grabación de la palabra coincidirá de la manera más exacta y más realista con el movimiento de los labios en la pantalla, y donde el público apreciará la ilusión de oír realmente a un actor, una bocina de coche, un instrumento musical, etc. Este primer periodo sensacional no perjudicará el desarrollo del nuevo arte, pero llegará un segundo periodo que resultará terrible. Aparecerá con la decadencia de la primera realización de las posibilidades prácticas, en el momento en que se intente sustituirlas con dramas de "gran literatura" y otros intentos de invasión del teatro en la pantalla. Utilizado de esta manera, el sonido destruirá el arte del montaje, pues toda incorporación de sonido a estas fracciones de montaje las intensificará en igual medida y enriquecerá su significación intrínseca, y eso redundará inevitablemente en detrimento del montaje, que no produce su efecto fragmento a fragmento sino -por encima de todo- mediante la reunión completa de ellos.
3.- Sólo la utilización del sonido a modo de contrapunto respecto a un fragmento de montaje visual ofrece nuevas posibilidades de desarrollar y perfeccionar el montaje. Las primeras experiencias con el sonido deben ir dirigidas hacia su no coincidencia con las imágenes visuales. Sólo este método de ataque producirá la sensación buscada que, con el tiempo, llevará a la creación de un nuevo contrapunto orquestal de imágenes-visiones e imágenes-sonidos.
4.- El nuevo descubrimiento técnico no es un factor casual en la historia del film, sino una desembocadura natural para la vanguardia de la cultura cinematográfica, y gracias a la cual es posible escapar de gran número de callejones que realmente carecen de salida; el primero es el subtítulo, pese a los innumerables intentos realizados para incorporarlo al movimiento o a las imágenes del film; el segundo es el fárrago explicativo que sobrecarga la composición de las escenas y retrasa el ritmo. Día a día, los problemas relativos al tema y al argumento se van complicando. Los intentos realizados para resolverlos mediante unos subterfugios escénicos de tipo visual no tienen otro resultado que dejar los problemas sin resolver, o llevar al realizador a unos efectos escénicos excesivamente fantásticos. El sonido, tratado como elemento nuevo del montaje (y como elemento independiente de la imagen visual) introducirá inevitablemente un medio nuevo y extremadamente eficaz de expresar y resolver los complejos problemas con que nos hemos tropezado hasta ahora, y que nunca hemos llegado a resolver por la imposibilidad en que nos hallábamos de encontrar una solución con la ayuda únicamente de los elementos visuales.
5.- El «método del contrapunto» aplicado a la construcción del film sonoro y hablado, no solamente no alterará el carácter internacional del cine, sino que realzará su significado y su fuerza cultural hasta un punto desconocido por el momento. Al aplicar este método de construcción, el film no permanecerá confinado en los límites de un mercado nacional, como sucede en el caso de los dramas teatrales y como sucedería con los dramas teatrales filmados. Al contrario, existirá una posibilidad todavía mayor que en el pasado de hacer circular por el mundo unas ideas susceptibles de ser expresadas mediante el cine.